TRABAJANDO EN FAMILIA 3/3 Las alternativas ilustradas a los gremios

Los ilustrados introdujeron cambios en la enseñanza y en el aprendizaje porque consideraban a los gremios demasiado conservadores.

Pocos eran los ilustrados partidarios de mantener los gremios tal y como habían existido hasta entonces, pero tampoco les gustaba la explotación descarnada que se practicaba en las fábricas extranjeras.

La alternativa española a las industrias que estaban surgiendo en países como Inglaterra fueron las Fábricas Reales. En ellas se conjugaban los modos de producir del Antiguo Régimen, en que el trato familiar representaba un papel esencial, y la introducción de nuevas técnicas.

Más que fábricas con capacidad para producir en gran cantidad, se trataba de grandes gremios muy especializados en los que el gran refinamiento de las técnicas dio lugar a curiosas historias de espionaje industrial.

En las Fábricas Reales se aspiraba a preparar buenos maestros artesanos que, con posterioridad, se independizarían y con su éxito e influencia mejorarían la calidad de los gremios de cada ciudad.

Fábrica real de tapices en Madrid

Las Fábricas Reales se dedicaban fundamentalmente a los tejidos y a las porcelanas, y dieron trabajo a muchísimas personas.

Sirvan como ejemplo la de Porcelana del Buen Retiro; la de Tapices, en la cual trabajó Goya y sigue funcionando aún; o la de Paños de Guadalajara. Ésta última fue la mayor de todas. Llegó a emplear 4.000 artesanos y daba trabajo a domicilio a 18.000 hilanderas.

Era muy frecuente que para estas fábricas trabajase toda la familia. El padre como maestro tejedor, la madre y los hijos pequeños como hilanderos, despinzadores y canilleros.

Otra iniciativa de los ilustrados para romper el monopolio de los gremios en la enseñanza de los oficios e introducir nuevas técnicas, fue facilitar que los artesanos extranjeros se instalasen en España y enviar a jóvenes becados a que aprendiesen fuera de España.

No obstante, la medida que acabó por ocasionar la grieta mayor en los gremios fue tomada por Rodríguez Campomanes al exigir que los aprendices estudiaran diseño en las Academias de dibujo y en las escuelas que estaban a cargo de las Sociedades Económicas.

Esta medida entrañaba que los jóvenes se vieran obligados a acabar su formación fuera del alcance de sus maestros y que tuvieran que superar unos exámenes fijados por un organismo independiente y ajeno a la organización gremial.

Las enseñanzas que recibían en las Academias, planteadas en principio como complementarias de los gremios, acabaron siendo la base y los antecedentes de la Formación Profesional, la cual acabaría remplazando a los gremios cuando estos desaparecieron en el siglo siguiente.

Hasta entonces, tanto en las “casas” burguesas como en los gremios, los jóvenes habían aprendido su oficio rodeado de familiares y para desempeñar su profesión no habían tenido que superar ningún examen oficial.

Campomanes con su medida había iniciado la sustitución del aprendizaje por una enseñanza de carácter académico.

Texto relacionado con el libro El viejo truco del amor