¿Pío Baroja era muy machista?

No tanto. Distinguía entre la mujer independiente y la que no lo era.

Según Pío Baroja, las mujeres que no eran independientes eran muy retorcidas. Te pongo un ejemplo.  Imagina que una mujer quiere comprar un electrodoméstico. Puede ser que, si le pide el dinero directamente a su marido, este le responda que “no”. Entonces, la mujer, si sigue queriendo el electrodoméstico, tendrá que remontar el “no” del marido con doble esfuerzo.

Así que es mejor es recurrir desde el principio a la estrategia de la tela de araña. Es decir, la mujer va envolviendo al hombre hasta que este dice: “Se me acaba de ocurrir, que hay que comprar tal electrodoméstico”. Esta forma indirecta de actuar es la que detestaba Pío Baroja.

Según Pío Baroja, la mujer autosuficiente no tiene que ir mareando la perdiz. Compra el electrodoméstico sin problemas y llega a acuerdos con su pareja de igual a igual. Una mujer independiente es directa y habla de tú a tú los hombres.

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He aquí alguna de las perlas de Pío Baroja que aparecen en la novela “Las inquietudes de Shanti Andía”.

  • «Te lo dice un viejo, y un viejo solterón que ha adorado siempre a las mujeres: Shanti no creas nada de lo que dicen ellas, y menos lo que te digan de ellas. No creas que una mujer es, por serlo, débil o tímida o poco inteligente. El sexo es una indicación muy vaga y las variaciones son infinitas. Si quieres saber cómo es una mujer, primeramente, ni te enamores de ella; después estúdiala con tranquilidad, y cuando la conozcas bien…, te pasará que ya no te importará nada por ella«
  • «Shanti, ten esto en cuenta. De cien mujeres, noventa y nueve son animales de o instintos vanidosos y crueles, y la una que queda, que es buena, casi una santa, sirve de pasto para satisfacer la bestialidad y la crueldad de algún hombrecito petulante y farsantuelo. Así nos vamos vengando unos de otros, de la manera más inhumana y estúpida«
  • Dolorcitas sonreía al verme turbado. Veía que sufría y se alegraba. Era la crueldad natural de la mujer.
  • El tal Agapito era uno de estos mozos petulantes que se creen guapos, y quienes la estupidez irremediable de las mujeres (al menos así nos parece a los hombres) va dando alas.

FUENTE

Miguel Ángel Viciana: El machismo de Pío Baroja

Texto relacionado con el libro El viejo truco del amor