Debate sobre inteligencia artificial – Argumentos a favor

 

EL FUTURO YA ESTA AQUÍ

  • Los sistemas éticos en las máquinas autónomas son más habituales de lo que se piensa. Ya se introducen sistemas éticos en las máquinas. En los ordenadores personales se ofrecen opciones para que los padres restrinjan la visión de determinadas páginas webs a sus hijos. Por otra parte, cuando instalamos un programa o accedemos a Facebook o a Google, se nos pide aceptemos el consentimiento para que estos programas realicen determinadas operaciones con nuestros datos.
  • ¿Por qué no explorar la posibilidad de crear una máquina que supere al hombre en inteligencia? Utilizamos perros porque poseen más olfato y caballos porque son más rápidos. También hemos construido máquinas más fuertes que nosotros como los camiones o las grúas y más rápidas en realizar operaciones intelectuales como las calculadoras. Todo ello no plantea ningún problema puesto que el hombre mantiene el control.
  • No es cosa del futuro. Las máquinas autónomas ya están aquí y muchas imitan el comportamiento humano. Es necesario afrontar la realidad. Los constructores y diseñadores de máquinas autónomas deben comprometerse a que las máquinas no afecten a la especie humana, la sociedad ni al medio ambiente, es decir, deben incorporar unas fuertes bases éticas.
  • La palabra ética parece propia y natural de los seres humanos. Pero, ¿qué es natural o artificial? Para un hombre de las cavernas nuestra vida y forma de pensar actuales estarían separados de la vida natural. Nuestro entorno es absolutamente artificial. Hasta los que quieren vivir en la naturaleza no se plantean renunciar a la electricidad.
  • El ser humano se caracteriza por su capacidad de adaptación e innovación. Adaptarse a los retos de la tecnología es un proceso cultural que se debe estar dispuesto a aceptar. Si algunas personas no se adaptan y no se actualizan acabarán formando parte del pasado.
  • Nadie afirma que la tecnología por sí sola sea capaz de resolver los problemas de las personas. Pero todo evoluciona y hay que adaptarse de forma continua. Precisamente la capacidad de adaptación es una de las características fundamentales de los seres humanos. Los avances tecnológicos deben estar acompañados por un avance en muchas disciplinas, entre ellas, la ética que no solo deben afectar a las máquinas, sino también a las personas. En definitivo, hay que crear nuevos sistemas éticos para las personas y para las máquinas.

LOS AVANCES TECNÓLOGICOS SON INEVITABLES

  • Los avances tecnológicos son inevitables. Nadie en la actualidad querría vivir en mundo donde no hubiera móviles, internet o frigoríficos. Es reaccionario (en el sentido de querer volver al pasado) querer volver a un mundo sin máquinas o querer parar los avances tecnológicos.
  • Para nosotros debe quedar siempre claro que las personas son las que dominan y las máquinas son herramientas que ayudan a crear mayores opciones de bienestar, a mejorar la calidad de vida y a dignificar los trabajos que se realizan.
  • Porque somos realistas, queremos abordar los problemas que nos plantea la inteligencia artificial. Sopesando los pros y los contras, estamos a favor de que las máquinas autónomas incorporen sistemas éticos. Defender la implantación de un sistema ético no es necesariamente propio de personas ingenuas cuyo optimismo les impide ver los peligros que conlleva la tecnología. Nosotros, por ejemplo, no estamos a favor de las armas, pero no somos tan ingenuos para desposeer a la policía de sus pistolas.
  • Por suerte o por desgracia, aunque se prohíba determinado avance, siempre habrá alguien que se salte la prohibición. Es mejor, por tanto, que se creen instituciones capaces de crear normas que supervisen la inteligencia artificial, en particular, las que afectan a las máquinas autónomas.
  • Resulta evidente que los seres humanos, dado que han sido capaces de crear inteligencia artificial, deben aprender a convivir con ella. Para que las máquinas autónomas puedan convivir con los seres humanos, hay que insertarles los sistemas éticos convenientes.

EL PROBLEMA SON LOS HUMANOS, NO LAS MÁQUINAS

  •  Sí somos capaces de crear maquinas inteligentes con capacidades éticas. ¿Por qué no las vamos a construir? ¿Por qué esa desconfianza hacia nuestra capacidad creativa? En realidad, el debate es si tenemos confianza en los seres humanos o no. Siempre habrá personas que se opongan a los avances, que se quejen de que se envíe personas al espacio o que se opongan a la máquina de vapor. Digámoslo claramente, su desconfianza es hacia los seres humanos y no hacia las máquinas.
  • Ciertamente los humanos no se han librado del mal. Son capaces de grandes crímenes y atrocidades. ¿Si los humanos no son capaces de dominarse a sí mismos, cómo van entonces a crear una máquina autónoma “buena”? Precisamente porque los humanos saben perfectamente lo que es malo y lo que es bueno para la civilización. Es verdad que a los humanos les cuesta dominarse a sí mismo, pero también es verdad que son capaces de introducir sistemas éticos correctos en las máquinas autónomas.
  • ¿Hasta dónde podemos llegar con la tecnología?, ¿hasta dónde quieren las personas ser reemplazadas por máquinas capaces de realizar infinidad de procesos matemáticos y de razonamiento en un menor tiempo? Y aún más lejos, ¿hasta qué punto estas máquinas tendrán la capacidad de sentir, demostrar sentimientos, superar frustraciones, alegrarse por sus logros? Son nuevos retos que los seres humanos debemos abordar con confianza.

EVOLUCIÓN NATURAL

  • Sólo las personas tienen capacidad para actuar de forma ética. La ética es propia de los seres humanos. Las máquinas, por mucho que evolucionen o alcancen una gran complejidad, no son humanas, por lo tanto, no pueden decidir éticamente. Es lo que afirman los que niegan la capacidad ética a las máquinas. En el fondo hay una gran soberbia en este planteamiento, porque excluye a todos los demás seres del privilegio de decidir por ellas mismas.
  • Los seres humanos, crean o no crean en Dios, se consideran a sí mismo el centro del universo. Muchos son los escenarios que pueden servir para discutir este antropocentrismo excluyente.
  • Supongamos que otros simios evolucionasen y adquirieran inteligencia, ¿les dejaríamos avanzar? ¿les dejaríamos decidir? ¿les dejaríamos existir? Los que afirman que la ética es privativa de los hombres, seguramente no los dejarían.
  • Asistimos a la posibilidad de crear inteligencia artificial con sistemas éticos. Los seres humanos debemos ser humildes y favorecer este milagro.
  • El último y gran argumento contra la ética en las máquinas autónomas es que una máquina no es más que un amasijo de metal. Sin embargo, ya se están desarrollando experimentos con células vivas a los que se conectan electrodos. Cuando estas investigaciones avancen, el gran argumento de los que están en contra de introducir parámetros éticos en la inteligencia artificial, ya no tendrá sentido.

EDUCACIÓN Y MÁQUINAS AUTÓNOMAS

  • Debemos plantearnos que los niños de hoy y del futuro tendrán que recibir una educación basada en el respeto por los demás, el respeto por el medio ambiente y el respeto por cada desarrollo que influya en el entorno del ser humano.
  • A las máquinas autónomas se las podrá educar. Habrá que pensar entonces qué y quién enseña a las máquinas. Las fábricas de máquinas autónomas deberán entregar sus aparatos con una educación básica que no se pueda alterar con fines delictivos.
  • En efecto, una máquina puede ser educada por delincuentes para cometer crímenes. El que haya delincuentes no es ninguna novedad. Lo cierto es que hasta ahora a nadie se le ha ocurrido prohibir que los delincuentes tengan hijos. Sería terrible que un grupo de personas reducido impusiera quién puede tener hijos y quien tiene no. El hecho de que una máquina autónoma pueda ser mal educada, antes que nada, plantea retos de diseño y de programación.

ROBOTS CON DERECHOS, SENSACIONES Y SENTIMIENTOS

  • Cuando se dice de alguien que es “humano” se subraya cualidades buenas: es solidario, altruista, bondadoso, sensible, etc. No hay que esperar que un robot sea “humano”. Los robots deben ser “robóticos”, esto es, deben programarse para que cumplan determinadas funciones. De un robot hay que esperar que sea respetuoso con los seres humanos y con su entorno.
  • Por supuesto, un robot nunca será una persona humana, pero difícilmente podremos evitar los seres humanos aprecien las buenas cualidades de un robot. Querer que las personas no cojan cariño a una máquina es no conocer a los seres humanos. San Francisco de Asís, un adelantado para su tiempo, llamaba “hermanos” a los animales, inaugurando de este modo, un concepto nuevo de los animales. Ahora no extraña a nadie que alguien quiera a un perro o a un gato. Lo mismo sucederá con las máquinas; en el futuro habrá leyes que los protejan de agresores potenciales.
  • No solo hay que introducir sistemas éticos en las máquinas, sino que también debemos introducir modificaciones en nuestra legislación para afrontar las situaciones que se plantean en torno a la inteligencia artificial.
  • Las máquinas nunca serán humanas, pero si algunas podrán ser personas. Serán personas no humanas, con la capacidad de elegir entre el bien y el mal.
  • Peter Singer en su obra Ética Práctica (Practical Ethics) señala que las características de los seres humanos son la racionalidad, la autoconciencia de considerarse una entidad distinta a los demás individuos, y el saberse poseedor de un pasado y un futuro. Por tanto, cuando una máquina se diseñe con estas características, se podrá considerar prácticamente igual que una persona. La única diferencia consistirá en que no tiene material orgánico ni genético.
  • Actualmente los jueces incapacitan a determinadas personas para ejercer determinados derechos. Se les incapacita incluso para votar en las elecciones. En las elecciones generales de diciembre una madre se quejaba de que su hija deseaba votar porque la había incapacitado. Serán los jueces, asumiendo los valores de la sociedad, los que, en último caso, deberán decidir si una maquina puede ejercer determinados derechos y, por lo tanto, asumir determinadas responsabilidades.
  • ¿Las máquinas tendrán derecho a votar? Algunos autores se plantean hasta qué punto estas máquinas ocuparán un lugar en la sociedad Por ejemplo, dichas máquinas y/o robots se podrían reunir y crear asociaciones o comunidades de agentes éticos. ¿Podrían estas comunidades exigir ser reconocidos legalmente? Si esto llegara a suceder ¿cómo debería juzgarse el maltrato, la obsolescencia y hasta la muerte de una máquina? o ¿será, entonces, simplemente como golpear una lata o un pedazo de plástico?
  • Son problemas que se plantearán en el futuro. A nosotros estas cuestiones también nos inquietan, pero deseamos que en el momento de decidir sobre el papel de las máquinas en nuestra sociedad, sepamos tratar a las máquinas con toda la humanidad que nos sea posible.
  • Si se dota a una máquina autónoma con la posibilidad de sentir frío o calor; de sentir miedo; simpatía; sentimientos de culpa; amor…; entonces ¿se la podrá golpear con un martillo porque sí? Nadie en su sano juicio, puede permitir que se haga sufrir de forma innecesaria ni a un animal ni a una máquina.
  • No hay que temer al futuro ni rechazar conceptos que ahora nos parecen ciencia ficción. Con el tiempo habrá jueces encargados de juzgar a las máquinas autónomas con parecidos criterios con los que se juzga a los humanos. Si a una máquina autónoma se le da la posibilidad de decidir e incluso de sentir, habrá que juzgarle según su software y su hardware.
  • Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza. ¿Es Dios responsable de todos los crímenes que cometen los seres humanos? Evidentemente no, los humanos somos los responsables últimos de nuestros actos. Si creamos a una máquina autónoma con la capacidad de tomar decisiones éticas, la responsabilidad también debe recaer sobre la máquina que ha tomado una decisión ateniéndose a unas opciones determinadas.

 

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