La apoteosis de los títeres llegó con el italiano Vittorio Podrecca y su Teatro del Piccoli. En sus giras por varios continentes a mediados del siglo XX llevaba 1.200 muñecos, 400 decorados, 30 titiriteros y 10 toneladas de equipaje. Los vestidos de los títeres eran extraordinariamente lujosos. En los movimientos de los títeres se conseguía una gran naturalidad que mantenía encantado al público.
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