La palabra marioneta es francesa, dado que la Virgen era una protagonista habitual. Primero se llamaron Petites Maries, luego Mariottes y, finalmente, Marionnettes. Los juglares utilizaban los títeres en las plazas y en los palacios. Tanto gustaban las historias con asaltos a los castillos, que los escenarios portátiles de títeres se llamaron y se siguen llamando castillos.
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